Baby Heidi a bit of you
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¡BEBÉ AL AGUA!

Con la llegada de tu hijo es muy probable que alguna de estas preguntas haya asaltado tu mente. Y es muy común. Por eso te ofrecemos este post, en el que resolvemos todas tus dudas. Vamos, ¡al agua patos!

¡BEBÉ AL AGUA!

¡BEBÉ AL AGUA!

No se trata de que tu bebé aprenda a ‘nadar’, en el sentido literal de la palabra (ya tendrá tiempo de hacerlo cuando tenga cuatro años). El objetivo es, más bien, favorecer su desarrollo general. Y es que meterlo en el agua desde bien pequeñito es una de las mejores formas de estimulación temprana que existen. En este sentido, la matronatación es la mejor opción, combinando ejercicio físico con juego y diversión. ¿Conoces sus beneficios?

  • Refuerza la adaptación del bebé al medio acuático, de una forma natural y amena. En general, se sienten como ‘pez en el agua’, al experimentar sensaciones muy similares a las vividas en el útero materno.

  • El vínculo afectivo entre tu bebé y tú se refuerza con este tipo de actividad, que además vivirás como algo muy especial. Pero no solo eso, también aprenderá a relacionarse mejor en sociedad, fuera del entorno familiar, al estar en contacto con otros niños y profesores.

  • Al disfrutar de libertad de movimiento, la psicomotricidad de tu hijo mejorará, igual que lo hará su capacidad de coordinación y su confianza en sí mismo. Le ayudará a relajarse y a sentirse más seguro.

  • Su sistema cardiorespiratorio también se verá beneficiado, exigiendo un mayor trabajo de respiración. Ello hará que se fortalezcan su corazón y pulmones.

  • Por último, a nivel intelectual adquirirá una mayor percepción del mundo que lo rodea, ganando igualmente en creatividad y capacidad de juego, lo que será positivo para su aprendizaje futuro.


Sobran, pues, motivos para sumarse a la moda de la matronatación, que con el paso del tiempo ha ido ganando fuerza entre las familias. Es por ello que te lo explicamos todo sobre su funcionamiento… ¡Toma nota!

1. Ambiente. La matronatación no se puede practicar en cualquier piscina, por lo que hay que acudir a centros especializados. Allí el agua está especialmente acondicionada para los bebés, con una climatización de 32ºC, para que no coja frío, y una cantidad de cloro inferior al 0,6%.

2. Edad. Se recomienda empezar con esta actividad una vez cumplidos los 4 o 6 meses, pero antes de llegar a los 9. Y es que dentro de esta franja el sistema inmunológico de tu bebé ya habrá madurado y será menos probable que sienta desconfianza al agua, debido a su cercanía con el momento del embarazo. ¡Qué a gusto estaba flotando en tu barriguita!

3. Duración. Es oportuno que en las primeras sesiones no dediques más de 10 o 15 minutos al baño con tu hijo. La iniciación debe ser progresiva y, con el tiempo, no extenderse más de 30 o 45 minutos. Procura, además, evitar las horas centrales del día y los momentos en los que el bebé tenga sueño o hambre. Ante todo tiene que ser una experiencia placentera para él. Por eso, si llora o tiene frío, lo mejor es que lo saques del agua, no debes presionarlo.

4. Ejercicios. Para conseguir esta relajación, compórtate siempre con tranquilidad, para que tu hijo no se asuste y le coja miedo al agua. Juega con él de forma calmada, utilizando pelotas de colores, por ejemplo, para motivarle a desplazarse, aunque sea en tus brazos. También puedes ayudarle a flotar de espaldas, apoyado en tu cuerpo, o, simplemente, chapotear. Cógelo por debajo de los brazos, cara a cara, y deja que mueva sus piernas y pies a su libre albedrío. Procura mantener siempre el contacto visual y háblale suavemente. ¡Es un momento muy bonito!

5. Preparación. Antes de empezar con la matronatación, puedes prepararle en sus baños diarios en casa. Deja que se divierta con sus juguetes y mójale la carita para que conozca la sensación que experimentará cuando le salpiques en la piscina. También puedes llevar a las clases los juguetes con los que se haya bañado en casa (no te dejes su favorito), para que asocie el agua con los buenos momentos.

6. Entrada y salida. Poco a poco, mójale los pies, las piernas y los brazos con las manos. Tranquilamente. Hay que evitar un contraste fuerte de temperatura. Luego lo podrás sumergir lentamente, sosteniéndolo por las axilas o el pecho. Al finalizar la sesión, deberás secarlo rápidamente para que no coja frío, con una toalla o un albornoz. Una vez duchado y vestido, es buena idea que le des de comer, ya que es muy probable que después del ejercicio se sienta hambriento. Si no le das el pecho… ¡no olvides el biberón!


Llegados a este punto, solo nos cabe responder a una última pregunta… ¿Cómo se viste a un bebé para meterlo en el agua? Aquí lo mejor es optar por un bañador pañal. Los hay con diseños de lo más divertidos, desechables e incluso de tela lavables, que controlan las fugas a la perfección y evitan los temidos accidentes en la piscina. ¡Ponle uno y céntrate solo en disfrutar!